Hoy quiero hacer una defensa del lenguaje
corporal o no verbal frente al verbal.
Empecemos con algo tan sencillo como lo
que percibimos cuando alguien nos quiere comunicar algo y lo hace simplemente
con la voz o con acompañándolo de toda una serie de gestos y movimientos que
describen no solo lo que dice sino todo su estado anímico e incluso más.
Percibimos una pequeña diferencia,
¿cierto?
Nosotros, la gente dedicada o vinculada
de alguna manera al deporte, tenemos un privilegio del que muchas veces no nos
damos cuenta, CONOCEMOS
MEJOR QUE NADIE EL IDIOMA UNIVERSAL: LA GESTUALIDAD Y EXPRESIVIDAD DEL CUERPO
HUMANO, pero no siempre lo utilizamos como deberíamos.
Y no siempre hacemos buen uso de esta
virtud porque nos seguimos basando en lo que la persona nos dice cuando en
realidad tenemos que ser capaces de comprender e interpretar lo que su cuerpo y
sus gestos nos quieren transmitir. Por ello, para mi como preparador físico, la capacidad de análisis y observación es
casi todo en mi trabajo (90 %) porque son pocas, muy pocas las veces que LO QUE
TE DICE LA PERSONA COINCIDE CON LA REALIDAD. Puede incluso ser involuntario
o inconsciente pero la PALABRA ENGAÑA, TRAICIONA…EL
CUERPO, LAS MANOS, LA CARA, LOS OJOS NO, SIEMPRE TE REVELAN LA VERDAD.
Y todavía esto se acentúa más al trabajar
con personas que no entienden tu idioma, ni tu el de ellos. En nuestra
profesión se puede seguir haciendo un buen trabajo, en otras muchas sería
imposible, aprovechémoslo (hay pocos retos más satisfactorios que enfrentarte en
una sesión de trabajo a personas con las que verbalmente no te puedes comunicar
ni ellas contigo tampoco, uno no se imagina la cantidad de recursos que tenemos
hasta que no tiene la necesidad de ellos, lo digo por experiencia propia).
Acabo, no sirven de mucho los
conocimientos teóricos sino acabamos haciendo una buena interpretación de las
necesidades de las personas en función no solo de datos objetivos sino de los
subjetivos que vienen revelados, en su mayoría, por su actitud corporal y no
por lo que nos explique.
Hay que saber escuchar pero sobretodo hay que saber interpretar
aquello que no se escucha.