viernes, 30 de noviembre de 2012

PADRES Y DEPORTE, MEZCLA EXPLOSIVA.


En los años que llevo entrenando en el ámbito deportivo de competición he podido ver muchas cosas pero ninguna más nociva y negativa que el efecto que producen la mayoría de los padres sobre sus hijos.

He visto de todo, corregirles (sin ser técnicos), abroncarles, gritarles y hasta maltrato físico (empujón, colleja,...). Es increíble hasta donde llega la obsesión de algunos (la mayoría de las veces padres y no madres) por cumplir sueños propios a través de sus hijos/as.

He visto niños/as de diversas edades sometidos a una presión que ni el mismo Nadal o Alonso podrían aguantar y eso solo deriva en un posible final y no suele ser demasiado bueno: la destrucción primero como deportista y después, en algunos casos, como persona.

Llega un punto que el pobre chico/a  ya no sabe qué puede hacer, qué está bien y qué está mal, y solo actúa para intentar agradar a su progenitor sin ya atender a lo que debería ser su formación personal y profesional como deportista.

Lo peor de todo es que estos Pseudo-padres no solo no se dan cuenta sino que están plenamente convencidos de que “SU manera” es la manera correcta de actuar y suelen creerse en posesión de la “verdad absoluta” sin a penas atender a razones, una lástima.

Esto es todavía más acentuado en países del este por cultura y tradición. He trabajado en España con muchos jugadores rusos, armenios, ucranianos,...  y ahora que estoy en tierras Azerbayanas he vuelto a comprobar el tipo de pedagogía destructiva que gastan por aquí…

Sé que hay padres que tienen claro como deben llevar la carrera de su hijo/a  pero a aquellos que el entusiasmo y las ansias de éxito les puede, les invito a que hagan una reflexión poniéndose en el lugar de esas criaturas que apenas conocen nada de la vida real y ya se les pide que actúen y piensen como adultos: hay que orientar y aconsejar no ordenar e imponer.

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