Cualquiera que haya estudiado Ciencias de la Actividad Física y el Deporte puede fácilmente acudir una y otra vez a sus apuntes para determinar qué tipo de cargas necesita la persona a la que está entrenado.
¿Pero puede cualquiera adaptar esa Teoría a esa persona, única e irrepetible, que está entrenando?
Me explico, si este trabajo simplemente se basara en adquirir unos conocimientos, reproducirlos con exactitud y obtener una y otra vez idénticos resultados, pues no tendría mucho sentido para todos aquellos que amamos la preparación física.
A lo largo de mis años en este trabajo, he podido observar como hay “profesionales” que si, simplemente eso es lo que hacen, aplican la Teoría del Entrenamiento a cualquiera que se les pone por delante cuando en realidad es al revés: “depende de quien tienes delante las diferentes modificaciones que deberás hacer en tu entrenamiento”.
Por que no tratamos con números, ni con robots insensibles que dicen que si a todo sin cuestionarse nada, tratamos con personas, adultas muchas veces, que llegan con todo “su mundo” de sensaciones, problemas y demás que ten por seguro ese día van a hacer que el entrenamiento que tenías preparado lo cojas y lo lances a la basura, ¿estás preparado para eso?
La capacidad de adaptarse, improvisar y crear es básica en esta profesión. Pero no vale hacerlo de cualquier manera pues tienes unos objetivos que cumplir y aunque el camino más rápido TÚ sabes que es la línea recta, en muchas ocasiones vas a tener que realizar un recorrido alternativo muuuuucho más tortuoso y largo.
Y si te estabas preguntando si esto te lo enseñan en la carrera, yo te doy la respuesta: NO. Lo aprendes a base de perder clientes y no entender ciertos comportamientos, totalmente habituales y normales por otra parte, así como la falta de flexibilidad propia, en muchas ocasiones provocada por la falta de recursos, sobretodo en los primeros años.
Suerte!
Kings.
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